El desnudo masculino en la escultura clásica. Muy diferentes los romanos de los griegos.

La exposición de cuerpos desnudos de los ciudadanos es el principio de la vergüenza pública.

Quinto Ennio

Las actitudes hacia la desnudez que tenían los romanos diferían mucho de las que tenían los griegos. Ya nos lo canta el poeta y dramaturgo Quinto Ennio con las palabras que abrimos este texto. Estar desnudo entre los romanos podía ser algo ofensivo o de mal gusto. Ni siquiera en los baños de las termas donde podían estar desnudos, estuvo bien visto.

En el siglo II d.C. Catón prefería no bañarse en presencia de hijo. Plutarco decía que para los romanos primitivos era vergonzoso exponer sus cuerpos a los más jóvenes. Cicerón se burlaba de Marco Antonio por este aspecto cuando participó en una de las fiestas de la Lupercalia donde los hombres corrían desnudos y únicamente se tapaban la cabeza con una piel de cordero (en su invención por Rómulo y Remo fue con una piel de lobo) y azotaban a las mujeres con una fusta invocando la fertilidad y la abundancia. Tal aspecto de la desnudez en la fiesta llegó a ser recogido en los poemas de Ovidio como algo “no propio entre romanos”, tanto que hasta Augusto, trató de reformar algunas de las fiestas religiosas, entre ellas las lupercales, donde suprimía estar desnudo.

Andrea Camassei (1602-1649) Fiestas Lupercales, Museo del Prado.

Para los griegos, el ideal de belleza, por excelencia masculina, fue expresado a través del cuerpo desnudo en el arte y en otros lugares, como en las competiciones atléticas. Los romanos, cuando se despojaban de la ropa para practicar ejercicio, mantenían sus genitales y nalgas cubiertas, algo que ya hacían los etruscos. Por ello en las figuras de arte se mantienen vestidos con algo parecido a un “taparrabos”, una falda corta o incluso lo que bien podíamos denominar los primeros “cortos” para el atletismo. Eso sí, pienso que cuando los romanos participaron en los Juegos Olímpicos debieron seguir la costumbre griega y participaban desnudos.

Atletas griegos. Kílix, siglo V a. C., British Museum.

Frente al desnudo heroico integral de los griegos, donde los dioses y los hombres aparecen completamente desnudos, representados jóvenes y sin barba, estaba el tradicional pudor itálico que impone el complemento de una toga alrededor de las caderas, aludiendo así, por otra parte, a la tradicional vestimenta del «cives romanus», siendo la toga, la prenda privilegiada, lo que distingue sexualmente el cuerpo del adulto.

Augusto togado. La cabeza es hacia el 20 a.C., el cuerpo hacia el 130 d.C., Museo del Prado.

Y es que la desnudez tenía muchas connotaciones negativas para los romanos, entre ellas se incluye la derrota en la guerra. A los cautivos de guerra se les despojaba de todo, se les hacia esclavos y se ponían en venta, la mayoría de las veces desnudos.

Galo Moribundo. Hacia 230 a.C. Museos Capitolinos.

Es a partir de Augusto cuando el arte oficial de la estatuaría modifica el sentido de la iconografía de los “hombres romanos”, bien apareciendo con coraza muscular, evocando así conceptos como la realeza y la divinidad, representados como dioses (Marte como hombre barbudo y maduro, con atuendo de general romano) o semidesnudos donde sólo los emperadores muertos tienen derecho a este tipo de de imágenes que lo identifican como dioses.

Estatua colosal de Marte: “Pirro” Procedente del Foro Transitorio de Roma, de finales del Siglo I d.C. Museos Capitolinos de Roma.
Estatua de Augusto o Tiberio en desnudo heroico, 117-138 d.C. Museo del Prado.